lunes, 16 de mayo de 2011
Señor de Muruhuay
Cuenta la historia que el 3 de mayo de 1835 apareció grabada, en una roca del cerro Shalacoto, una cruz sobre la que los lugareños pintaron la imagen de Cristo. Se atribuye la aparición de la cruz a la llegada de enfermos de viruela a Acobamba en Junín, después que fueran abandonados por las autoridades virreynales.
En la fiesta del Señor de Muruhuay se celebran ritos prehispánicos asociados al agua, la tierra y la piedra, en agradecimiento al Taita por los dones de la vida y los frutos de la siembra.
Como parte del culto al Señor de Muruhuay los fieles colocan a los pies de la imagen sagrada, cartas a Dios con familiaridad y respeto, como expresión de su fe que acerca lo humano a lo sagrado.
A lo largo de la fiesta, que dura todo el mes y se expande en todo Junín, se baila la chonguinada sobre hermosas alfombras de flores, también se encienden fuegos artificiales y cohetes. Acuden a las celebraciones bandas de músicos de Tarma, Jauja y Huancayo.
La procesión del Señor de Muruhuay es dirigida por el mayordomo, su esposa, alfereces y cuadrillas de danzantes como los chonguinos, jaraculitos, negritos y chunchos, que, al compás de mulizas, relojeras, huaynos, cashuas y huaylas, bailan alegremente.
Acobamba se viste de kioskos y tolderías, cada uno con su propia música y con sugestivo nombre como "El Acobambino", "Mi Paisanita" o "El Cubano", donde se venden platos típicos y bebidas.
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